domingo, 31 de enero de 2010

La Ciudad de los Puentes

Los mas sobresalientes puentes de Matanzas:

En el presente existen 21 puentes, once de ellos construidos o terminados después del triunfo de la Revolución, siete se edificaron entre 1904 y 1951, tres datan del siglo XIX.


Puente de Canímar:

Abierto al tránsito el 28 de julio de 1951 con el nombre de Antonio Guiteras Holmes, el puente de Canímar es, por su belleza y atrevidas dimensiones, un exponente del alto nivel profesional de la ingeniería cubana, materializado con numerosas obras en Matanzas desde el siglo XIX.

Este adelantado diseño de construcción civil, del ingeniero José Menéndez, es otro de los viaductos imprescindibles a la ciudad, y la solución definitiva ante algo natural que parecía insalvable: las altas riberas del río Canímar, en el obligado tránsito hacia o desde el segundo polo turístico del país, hoy con el importante aeropuerto internacional Juan Gualberto Gómez.

Desde 1924 se formularon solicitudes para la creación de una vía en esa zona, pero no fueron efectivas hasta 1949, y los trabajos comenzaron en 1950. Una edificación de tal magnitud no podía tener otro objetivo que la comunicación inmediata con el desarrollo turístico que ya se advertía en la Playa Azul.

Instalaciones como estas, erigidas durante 281 años en la capital provincial, algunas monumentales para la época en que fueron ejecutadas, nos transmiten la profunda sensibilidad artística latente en sucesiones de ingenieros, arquitectos, diseñadores y proyectistas.

El Canímar, ocupa un lugar relevante dentro de la extensa relación de puentes tendidos en el entorno que durante siglos suscita el misterio de la matanceridad, más del 50 por ciento de ellos construidos o terminados después del triunfo de la Revolución.




Bacunayagua:

El puente de Bacunayagua, inaugurado el sábado 26 de septiembre de 1959, fecha en que se registra la visita del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, clasifica como una de las siete maravillas cubanas de la ingeniería civil.

Este impresionante paso, que dista 18 kilómetros al oeste de la ciudad de Matanzas y establece el límite territorial con la provincia de La Habana, tiene una altura de 110 metros desde las bases, mide 314 m de largo y 16 de ancho.

Al norte de la pista de rodamiento se divisa el mar inmenso, el lecho y la desembocadura de lo que en una época remota debió ser el cauce de un caudaloso río, y al sur, el extenso y exuberante Valle de Yumurí.

El proyecto fue ejecutado por un grupo de ingenieros, bajo la dirección de Luis Sáenz Duplace, los cuales utilizaron por primera vez el hormigón estructural para los semiarcos sistema Melan, de acero laminado y armados en dos partes. Las vigas se colocaron en posición mediante una arriesgada armadura de lanzamiento. A pesar de la complejidad y el peligro, en ese momento de la construcción no se reportaron accidentes fatales.

La importancia de ese cruce por la Vía Blanca radica en que es el enlace más cercano y directo, por el hermoso paisaje de la costa norte cubana, entre el Tunel de la capital del país y la Ciudad Balneario de Varadero.
La belleza del entorno de Bacunayagua, agraciado por la ejecución de ese avanzado proyecto, alterna con multitud de farallones, laderas y mangles, refugio natural de gran importancia ornitológica donde conviven 74 especies de aves con 16 de reptiles y ocho de anfibios.

En el ecosistema de manglar de esta zona aparecen formaciones vegetales como el matorral xeroformo costero y el bosque semideciduo, además de una rica y variada fauna con alto por ciento de endemismo.

La magnitud y espléndida imagen del lugar puede apreciarse perfectamente desde el mirador, ubicado en una elevación al extremo oeste de la maravillosa obra.
Con motivo de cumplir sus primeras cuatro décadas, el 23 de septiembre de 1999, la edición del semanario provincial Girón publicó que el día de la inauguración acompañaron al Líder de la Revolución, el entonces comandante Raúl Castro Ruz, la heroina de la Sierra Maestra, Celia Sánchez Manduley, y el capitán Antonio Núñez Jiménez, fundador de la Sociedad Espeleológica de Cuba.

El 4 de octubre de 1959, a sólo ocho días de la apertura al tránsito, el comandante Camilo Cienfuegos, jefe en esa época del Ejército Rebelde, pasó por el puente y visitó sus áreas aledañas




Puente Calixto García Tirri:

Extendido 73 metros de largo y 6,30 de ancho sobre el río San Juan, el puente Calixto García, que une al barrio de Pueblo Nuevo con la Plaza de la Vigia, centro del casco histórico y sitio emblemático de la ciudad de Matanzas, fue la única y duradera solución ingeniera para evitar el sucesivo derrumbe de esas vías, como consecuencia de las inundaciones al paso de fenómenos meteorológicos frecuentes en el Caribe.

La solicitud de planos y marco financiero para acometer tal edificación se integró como acuerdo del Ayuntamiento de Matanzas en septiembre de 1890, pero el pedido debió elevarse, desde La Habana, a la Comisión de Obras Públicas de España, entonces radicada en París.

Los estudios estuvieron a cargo del distinguido arquitecto Don Pedro Celestino del Pandal, proyectista del puente de La Concordia, inaugurado en 1878, enlace sobre el río Yumurí de los barrios de Matanzas y Versalles, y de los estribos del puente de Bailén, antecesor pétreo del Calixto García.

El antiguo Bailén, de 70 metros de largo, situado en el mismo sitio, había sido edificado en 1849 y se sostuvo por 21 años, hasta los días 7 y 8 de octubre de 1870, cuando la ciudad sufrió catastróficas inundaciones y el río San Juan arrasó sus sólidos pedestales de arcos en cantería, al igual que otros levantados en 1722 y 1788.

Un extenso reportaje publicado en marzo de 1988 precisa que en febrero de 1893, la compañía belga Baume Marpent S.A., con sede en Amberes, obtuvo el contrato para la construcción de la mencionada obra con vigas metálicas rectas, paso entablado doble y adoquines, de 61,48 metros de largo, según el plano original, luego reducido a 52,40, a un costo de 150 mil francos.

La obra no comenzó en la fecha indicada del año 1895 a causa de "la insurrección que existe en esa isla", según telegrafió desde París el ingeniero Gadea, a cargo de la firma.

El ensamblaje de las piezas fundamentales comenzó el 27 de enero y concluyó el 10 de abril de 1896, pero lo más complicado del proyecto fue la colocación de la estructura de 450 toneladas en su sitio actual, tarea muy complicada en la cual se emplearon numerosas artes de izaje y sostén.

Luego de terminadas las barandillas, aceras, y piso de madera cubierto con adoquines, el 21 de junio del propio año la banda del cuartel de María Cristina transitó el nuevo puente, y detrás de ella, una nutrida comitiva.

Las autoridades de la época lo bautizaron con el patronímico de Romero Robledo, un diputado de Matanzas amigo del capitán general de Cuba, Valeriano Weyler, pero no lo conservó mucho tiempo. El 20 de enero de 1899, tras la primera intervención norteamericana, el Ejército Libertador de Cuba pasó sobre esa moderna instalación con el general Pedro Betancourt y su estado mayor al frente.

En ese mismo año 1899, el puente obtuvo el nombre definitivo de Calixto García, mayor general mambí, muerto repentinamente en los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1898, cuando presidía una comisión designada por la Asamblea de Santa Cruz del Sur.

La pista de rodamiento con parrillas Irving, adquiridas en los Estados Unidos como sobrante de guerra, y colocadas en este importante camino de hierro en 1948, para sustituir del piso de madera cubierto con adoquines, fue retirada por deterioro en 1977.

En su lugar se colocaron planchas recubiertas con asfalto, solución desechada en 1988, y resuelta gracias al ingeniero cubano José López Figueroa, quien diseñó una máquina capaz de fabricar las 272 parrillas Irving que posee hoy la pista de rodamiento de ese puente matancero.




Plaza
Puente Sánchez Figueras:

El primer puente de hormigón armado de la ciudad de Matanzas, construido en 1916 sobre el río San Juan, en las proximidades de la plaza del mercado, es una obra magistral diseñada por el ingeniero Conrado Martínez.

Sin llegar a ser un símbolo oficial de la ciudad, la imagen de esta mole de concreto resulta tan necesaria al espíritu artístico de los matanceros que con el tiempo se ha convertido en otro apreciado miembro de la familia.

Este importante medio de comunicación, que enlaza a los populosos barrios de Pueblo Nuevo y Matanzas por una activa zona comercial, sustituyó en su momento la potente rampa de madera sin arcos, instalada en el mismo sitio en 1883, y cuyo mérito trascendental es haber resistido más de tres décadas las inclemencias del tiempo, entre ellas, las fuerzas de las temporadas ciclónicas en esta parte del Caribe.

Antes de la existencia del Sánchez Figueras, soberbia estructura arcada de cables, cabillas y concreto, y del desaparecido paso de horcones y tablas, en ese sitio se alzaba el famoso puente de La Carnicería, también conocido por San Luis, formidable proyecto del francés Julio Sagebien, inaugurado en 1834.

Este distinguido constructor ganó fama por el trazado de otros viales sobre el río San Juan, de numerosas edificaciones dentro de la ciudad y de empeños propulsores del progreso en sus casi cuarenta años de permanencia fructífera en Matanzas.

La fortaleza del puente de La Carnicería, así llamado por estar cerca de una zona de matanza de animales y comercio de carne, se comprobó por haber resistido el gran temporal de los días 7 y 8 de octubre de 1870.

A pesar de tener sus bases en el lecho del río, la creciente de esos días no pudieron con él, pero su estado ya era crítico en 1880 por causa de la corrosión. Después de ser demolida esa fortaleza de cantería en 1882, fue sustituida en 1883 por el indicado paso de madera, desmantelado en 1916, para edificarse el actual.

El entonces nuevo puente, bautizado con el nombre del General Silverio Sánchez Figueras, destacada figura de nuestras guerras de independencia, también ha resistido la prueba del tiempo, ya que por él transitan vehículos de casi todas las dimensiones.

Esta grandiosa obra ofrece enormes servicios a la comunidad, entre ellos haber asimilado sin resentirse todo el tránsito en los ciclos de reparaciones del vecino Calixto García, y durante años ha sido escenario de las famosas fiestas de inicio del verano, conocidas como Las Cucañas, donde los jóvenes miden destreza en variadas competencias acuáticas.




Giratorio:

El Puente Giratorio de Matanzas posee una estructura de hierro apoyada sobre una base sólida (primero era de madera y luego fue sustituida por una de hormigón); cuenta con un sistema de ruedas dentadas conectadas a un motor que las propulsa, aunque hace algún tiempo que esta operación no se realiza.
El giro permite el paso de las embarcaciones cuando esa enorme armazón está perpendicular con el rio, y el enlace ferroviario.
Esta fenomenal obra ingeniera de estructura metálica procedió de los Estados Unidos, fue conducida en partes hacia Matanzas en 1903 por el vapor Olinda, y montada a unos 50 metros de la desembocadura de esa corriente fluvial.



Puente de La Concordia:

Varias generaciones han transitado sobre el puente de hierro que salva el río Yumurí, en la ciudad de Matanzas, desde que en noviembre de 1878 fue inaugurado con el nombre de La Concordia, por lo que acaba de cumplir 130 años.


Todavía era época de dominación colonial española en Cuba cuando los habitantes de Matanzas se regocijaban con el nuevo camino sobre las aguas del pintoresco río, justamente en el sitio donde se entrega manso a la bahía de aguas profundas.


Nadie imaginaba entonces que las columnas clásicas de aquella obra de ingeniería devendrían emblema de la urbe, localizada a 100 kilómetros al este de La Habana, la capital del país.


El regidor síndico suplente Carlos Ortiz Coffigny sugirió la denominación del puente porque su edificación había comenzado precisamente durante la Guerra Grande de los 10 años por la independencia, y la firma del Pacto del Zanjón, en 1878, marcaba tregua entre tropas insurrectas y españolas.


Especialistas consideran a esta estructura como la primera de hierro en la nación, a partir del testimonio que en 1872 ofreció Celestino del Pandal, arquitecto de la ciudad, cuando se excusó por demoras en los diseños, alegando que no había hallado en toda la Isla un puente de hierro con antecedentes de modelo de comparación que le permitiera realizar sus cálculos.


Luego de instaurada la pseudo-república, en 1902, el puente fue rebautizado con el nombre actual de General Lacret Morlot, en honor al incansable luchador de las gestas libertarias frente al dominio colonial, ayudante del mayor general Antonio Maceo y junto a éste, participante de la Protesta de Baraguá, que condenó la Paz del Zanjón.


Las estructuras metálicas del puente fueron fabricadas en Nueva York. Sus arcos de hierro, de 36 metros de luz, están apoyados en estribos cerrados de cantería y, según ha hecho notar el arquitecto Ramón Cotarelo, su diseño, aunque en menor dimensión, recuerda el puente de Triana, en Sevilla, ejecutado según el proyecto del célebre Gustavo Eiffel.


Seis décadas atrás, el historiador José Antonio Treserra distinguió la belleza de las cuatro columnas del puente que une a las barriadas de Versalles y Matanzas, y vaticinó que llegarían a simbolizar la ciudad, tal y como sucede actualmente.


Artísticas réplicas de las columnas, a escala artesanal, son obsequiadas a personalidades sobresalientes cuando se desea distinguir su contribución al desarrollo del territorio matancero.






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